Política parlamentaria y agenda ambiental
El Congreso de la República fue un espacio político donde, tradicionalmente, los parlamentarios (as) ejercían pedagogía legislativa mediante el debate alturado y analítico, aún si existía la discrepancia ideológica y distinta visión. Qué lejos estamos de ese escenario. Campea hoy, desde la mayoría, la difamación, el insulto, el desprestigio sin argumentos.
Y lo más absurdo, además de dejar sin quórum sesiones de Comisiones, “castigan” a un legislador con el archivo de sus proyectos de ley solo por tener una opinión divergente y defender intereses desde una mirada diferente.
Desde nuestra bancada proponemos para el país un desarrollo sostenible que incorpore derechos de los pueblos indígenas, comunidades campesinas, pescadores jubilados, en suma, la sociedad civil organizada; desde otras bancadas, se propone la defensa de los intereses de los gremios empresariales que sostienen un modelo extractivista que no respeta derechos ancestrales o Áreas Naturales Protegidas. Es el mundo al revés. Se aprueban leyes sobre la base de alianzas perversas, sin criterios de planificación y ORDENAMIENTO TERRITORIAL.
No aprendemos las lecciones que nos brinda el nuevo escenario de Cambio Climático que aún golpea el norte del país y agudiza las condiciones de riesgo con la recurrencia del Fenómeno El Niño sobre ciudades costeras y cuencas del país. Sin embargo, hasta ahora no se aprueba la ley que crea el Observatorio de Cambio Climático, que nos ayudaría a tomar mejores decisiones; no aprueba el informe de la Comisión de Derrames de Petróleo; pero insisten en aprobar la nueva “Ley de Hidrocarburos”. Esto es destruir, no parlar, menos legislar en nombre del bien común.
Columna titulada Parlamento Ciudadano publicada el 1 de abril de 2019 en el diario La Industria.
